La vida le puso obstáculos, ella quiere no solamente superarlos, sino dejar un legado

En la vida solemos experimentar situaciones que nos ponen a prueba, que nos sacan de nuestra zona de confort y nos llevan a dar vueltas todo para poder continuar. Este es el caso de Yamile Estigarribia, una joven estudiante de arquitectura (23 años), quien hace 6 años, a consecuencia de un accidente, quedó con secuelas físicas, primero en silla de ruedas, hoy en día, con muletas, tras una lesión en su columna vertebral.

Antes de mi accidente, recuerdo que veía y me sorprendía lo difícil que les resultaba a las personas en sillas de rueda movilizarse, pero no dimensionaba realmente la situación por la que pasaban, porque no la vivía”, señala Yamile, qué como toda joven, dividía su tiempo entre la familia, el estudio y los amigos. “Cuando me tocó, recién ahí dimensioné las enormes necesidades que pasan las personas con discapacidad, me encerré, no quería salir, no era fácil para nada mi situación, y me pasó en mi último año de colegio, por lo que, incluso, el día que recibí mi título fue complicado, por la poca accesibilidad de la institución”, recuerda.

Yamile sintió necesidad de volver a salir, sabiendo que se exponía a “obstáculos”, en todo el sentido de la palabra. Le pasó (al salir) con su familia, con amigas, incomprensión, burla, falta de solidaridad. “Me dolía la poca empatía, por un lado, de la gente, y la falta de infraestructura adecuada para las personas con discapacidad, con eso luchaba, para no alargar mi depresión”, nos cuenta la joven.

Pero llegó el punto de inflexión, ese momento donde nos damos cuenta de que no estamos solos y que podemos darle una vuelta de tuerca a la vida. “Necesité ayuda, fui a una psicóloga, y ella me ayudó, me dijo que me fijará metas, que así podría cambiar mi perspectiva de la situación por la que pasaba, y es así, que me decidí a estudiar arquitectura, luego de deliberar con mi familia, y sobre todo pensando en lo que yo vivía ahora y lo que quería hacer para mejorar la situación de otras personas con discapacidad”, rememora con entusiasmo. 

Una vez en la facultad de arquitectura, en la Universidad Católica, Yamile comenzó a modificar su forma de pensar, y vio la necesidad de cambiar su entorno, pero no solamente para ella, sino para las demás personas en situación similar. “La facultad no era la más accesible, entonces comencé con los cambios ahí, en el lugar, me apoyaron los estudiantes y profesores, sentí que comenzaba a contribuir con algo más grande” relata. Fue así, justamente, que un profesor le dijo que sus proyectos eran muy buenos, pero solo para la parte de discapacidad física, que debía pensar más allá, también para otras discapacidades. “De hecho, seguí arquitectura en vez de medicina, para que la contribución que pueda hacer sea más duradera en el tiempo”, refiriéndose a la accesibilidad en cuanto a infraestructura.

A pesar de la situación adversa, los malos ratos, Yamile rescata también puntos positivos. “Esta experiencia me hizo cambiar mi forma de pensar, quiero ayudar a los demás, porque encontré gente muy valiosa que piensa como yo, personas que te dan fuerza, esperanza de poder llegar a hacer cambios positivos y mejorara nuestro país”, nos cuenta.

Aparte de buscar su recuperación, para lo cual está viendo la posibilidad de viajar, Yamile tiene como meta terminar sus estudios universitarios y enfocarse, como una profesional de la arquitectura, en mejorar la accesibilidad de las personas con discapacidad. “Más allá de buscar accesibilidad, necesitamos mover estructuras, porque no hacen faltas rampas únicamente, hay muchas otras discapacidades y debemos, no solamente hacer las adecuaciones correspondientes, sino tener incidencia en toma de decisiones, hacer cumplir las leyes establecidas (para las personas con discapacidad), va más allá de incursionar en la arquitectura inclusiva, que ayudará, pero tenemos que apuntar a más”, concluye Yamile.

La vida le dio a Yamile una prueba muy grande de fe y fortaleza, pero con el apoyo de su familia y sobre todo, su actitud positiva y resiliente, ella no solamente está saliendo adelante en búsqueda de su recuperación, sino que vio mucho más allá de su sola situación y pretende dejar, mediante su carrera, iniciativa y voluntad, un legado para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad.

Desde Saraki, admiramos testimonios como este que nos dan esperanza y ganas de seguir trabajando por un Paraguay para todos.



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